martes, 23 de octubre de 2007

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El alfabeto
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La palabra escrita forma parte de nuestro medio. Los niños, desde pequeños, están en contacto con ella, vinculándose de diversas maneras.
Así van construyendo sus propias interpretaciones sobre la lectura y la escritura. Al vivir experiencias tales como ver a sus padres leyendo el diario o a una persona escribiendo un mensaje para otra, van descubriendo la función comunicativa de la lengua escrita en forma
cotidiana. Aunque es en la escuela dónde los niños aprenden sistemáticamente a leer y a escribir, los padres pueden acompañar este proceso de aprendizaje desde su casa.

Etapas de adquisición de la lectoescritura

Si bien los niños son capaces de aprender a leer y escribir a edades muy tempranas, es fundamental tener en cuenta su estadio de maduración y sus habilidades lingüísticas antes de iniciarlos en este aprendizaje. Adelantarnos, puede generar en nuestros hijos una serie de frustraciones que los llevarán al posterior rechazo a la adquisición de la lectoescritura.
Alrededor de los cuatro años, los niños transitan por la etapa presilábica. No comprenden lo simbólico de la escritura y no pueden establecer correspondencias entre letras y sonidos. Poseen la hipótesis de que a las cosas grandes les corresponden palabras largas y a las cosas pequeñas, palabras cortas.
Tiempo más tarde recorren la etapa silábica sin valor sonoro estable. Comienzan a darse cuenta de que la escritura es una forma de representar partes sonoras del lenguaje hablado. Escriben una letra por cada sílaba de la palabra, aunque no son letras que pertenecen a esa palabra. Por ejemplo, para “PATO” escriben “EN” (una letra para cada sílaba). Más adelante pueden escribir “AO”.
La siguiente etapa es la silábico alfabética. La hipótesis silábica y la alfabética conviven en una misma palabra. Por cada sílaba escriben más de una letra, pero no logran escribir la palabra de forma completa. Por ejemplo, para “MARIPOSA” escriben “MIPOS”.
La última etapa es la alfabética. Los niños establecen correspondencia entre el
fonema (lo que suena) y el grafema (lo que se escribe). Al comprender que cada
letra tiene su sonido, escriben las palabras con todas sus letras. Por supuesto
que este proceso es progresivo, por lo que algunas veces se “olvidan” letras.

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